Hace mucho tiempo existió una bella princesa,
de sentimientos puros, pero de corazón triste. Su vida transcurría sin muchas
alegrías y la tristeza y en ocasiones la pena, insistían en formar parte de su
existencia.
El miedo se enteró de que su corazón era
vulnerable y no paró hasta encontrarla.
Por el camino se le unieron la rabia, la ira,
la culpa, todas aquellas sensaciones y emociones negativas, que cuando el
corazón se siente débil, atraemos sin remedio alguno.
La bella princesa intentaba cada día convivir
con todas y cada una de sus sensaciones y emociones, pero no cesaba de
repetirse así misma que una mañana, no muy lejana, el sol brillaría para ella y
la luna, cada noche, la arroparía con su manto y la haría disfrutar, de sueños
dulces y placenteros.
Miraba al cielo y a las nubes les enviaba un
mensaje cargado de esperanza, deseando que la vida le sonriera para poder ser
feliz.
Un día, cuando la bella princesa caminaba por
el jardín de su palacio, como cada mañana solía hacer, un ave se posó en la
rama de un árbol y llamó poderosamente su atención, por el maravilloso colorido
de su plumaje.
Ella la miró asombrada y dijo:
- Decidme, ¿qué clase de ave sois, que vuestro plumaje de infinitos
colores ilumina mi jardín con tan bello resplandor?...
- Soy el ave que vosotros deseéis bella princesa, pues con vuestra
mirada tan pura, sois Vos quien hace resplandecer el colorido de mi plumaje
-...
- Decidme, ¿de dónde venís hermosa ave y porqué os habéis detenido en mi
jardín?...preguntó nuevamente la bella princesa...
El ave respondió al momento...
-
Vengo
de muy lejos y he llegado hasta vuestro jardín porque vos me habéis llamado...
-
...¿yo?...dijo
la bella princesa sorprendida, ¿cuándo os he llamado si no os conozco de
nada?...¡jamás supe de vuestra existencia!...¡ni siquiera se como os
llamáis!...
¡Amor!...bella princesa, ese es mi nombre,
dijo el ave.
- ¿Amor?...¿quién Os puso ese nombre?...preguntó la bella princesa...
- El
Universo así me llamó, dijo el ave...
La bella princesa se quedó unos instantes en
silencio y después preguntó...
- ¿y según vos, cuando os he
llamado y cuando habéis decidido venir hasta mi jardín?...
El ave contestó:
-
Cada
mañana al despertar vos me llamabais en vuestras plegarias al nuevo día, más
como el camino era largo, tarde en llegar algún tiempo, pero por fin me hallo
aquí, ante vos, bella princesa.
-
Me
enteré de que la tristeza formaba parte de vuestro corazón y de que el miedo se
ha adueñado de vuestros sentimientos y pensamientos y he venido a rescataros de
vuestra infelicidad y llevaros con migo, al país de la felicidad eterna...
¿de la felicidad eterna?...¡desconozco
semejante lugar al que os referís!...decidme ave ¿dónde se halla ese
país?...pregunto la bella princesa con evidente curiosidad...
-
El
ave, se giró en su rama y con su pequeña ala señalando al horizonte le dijo:
hacia allí, lejos, muy lejos de aquí...
La bella princesa no podía creer lo que la
estaba ocurriendo. ¿Estaría soñando?...o ¿era real lo que la estaba
sucediendo?...había un ave de colorido plumaje, posada en la rama de un árbol
de su jardín y hablaba con ella...¡seguramente todo era un sueño!...
El ave, descendiendo de la rama del árbol y
posándose en el hombro de la bella princesa la susurró al oído:
-
Escuchadme
señora mía...soy tan real, como real es vuestra tristeza, como real es vuestra
pena que cada día os castiga y os hace padecer.
-
Debéis
confiar en mi y acompañarme hasta mi país, donde vuestra vida cambiará y se
verá colmada de felicidad y de amor incondicional.
De pronto la bella princesa dijo asustada...
- ¿cómo?...¿podéis leer mis
pensamientos?...decidme de inmediato quien sois o llamaré a mi guardia y...
-
¡soy
quien os he dicho que soy!...dijo el ave...
-
No
os asustéis bella princesa...
-
Puedo
leer vuestros pensamientos porque vos pensáis en voz alta...
-
Es
el miedo quien os engaña porque siempre ha sido mi enemigo, os hace desconfiar
porque él es débil, se siente perdido ante mi y trata de poneros en mi
contra...
-
Debéis
confiar plenamente en mi, escuchad a vuestro corazón y después decidir lo que
queréis hacer...
La bella princesa cerró los ojos y se quedó
unos minutos en silencio, como tratando de escuchar su interior como había
dicho el ave y como buscando oír su corazón para hallar una respuesta...
De pronto abrió los ojos, miró a su alrededor
y su rostro cambió al instante...el ave no estaba y la bella princesa se sintió
confundida...
-
¿Qué
estaba pasando?...
-
¿Realmente
habría estado soñando? o quizá, ¿había estado hablando de verdad con aquel
maravilloso ave de colorido plumaje?...
-
Las
dudas se agolpaban en su cabeza y una sensación desconocida hasta ese momento
la invadió por completo.
A la mañana siguiente, la bella princesa
volvió a recorrer su jardín y se paró delante del árbol donde el día anterior
se había posado el ave y esperó a que apareciera.
Pero el ave no apareció.
Pasaron los días, las semanas, los meses,
pero el ave no volvió.
La bella princesa fue todos los días hasta
aquel árbol y esperó pacientemente por si el ave decidía regresar. No dejó de
asistir cada mañana, cada día, cada semana, cada mes, durante casi dos años
hasta aquel preciso rincón de su jardín.
Un día, la bella princesa se sentó al pié de
aquel árbol como cada mañana y se quedó dormida. Al rato, una luz cegadora la
despertó. Se puso en pié, alzó su mirada hacia las ramas del árbol y
maravillada pudo ver a aquel majestuoso ave de colorido plumaje que nuevamente
se posó en la rama.
Su rostro se cubrió de felicidad. Una sonrisa
espléndida iluminó su cara y su mirada desprendía una maravillosa y poderosa
luz, procedente del interior de su corazón.
La bella princesa miró al ave y dijo:
-
¿Sois
vos?...
-
¡Habéis
vuelto!...
-
¡Que
alegría veros de nuevo en mi jardín!...
-
¡Sed
bienvenido!...
-
Me
siento dichosa por teneros aquí y por poder contemplar nuevamente vuestro
majestuoso plumaje de bello colorido.
El ave miró a la bella princesa y dijo:
-
He
venido por vos para llevaros al país de la felicidad eterna...
-
¡Enseñadme
el camino mi bello amigo!...
-
Os
seguiré encantada...
El ave alzó el vuelo y la bella princesa le
siguió.
Cuando hubieron recorrido algunos kilómetros,
el ave se posó en una rama. La bella princesa se paró y ante ellos apareció una
anciana mujer.
Aquella mujer lloraba desconsoladamente. La
bella princesa se acercó hasta ella, le cogió la mano y le dijo:
-
No
lloréis anciana mujer.
-
Secad
vuestras lágrimas con mi pañuelo y contadme que pena os hace estar tan triste.
La anciana mujer secó sus lágrimas y mirando
a la bella princesa le dijo:
-
La
culpa de mis lágrimas y mi tristeza son debidas a vos...
-
Vos
habéis formado parte de casi mi totalidad y habéis sido mi sustento durante mi
larga vida a vuestro lado.
La bella princesa se quedó perpleja.
La anciana mujer la miró a los ojos y dijo:
-
Seguid
vuestro camino y dejaros guiar por tan majestuosa ave...
-
Os
deseo lo mejor.
Y acto seguido pareció desaparecer por el
camino.
La bella princesa miró al ave y esta
simplemente le dijo...
-
Adelante,
sigamos nuestro camino.
Cuando hubieron recorrido otro gran trecho
del camino se encontraron con otras tres personas que discutían acaloradamente.
El ave se posó de nuevo sobre una rama y la bella princesa acercándose hasta
ellas preguntó:
-
Perdónenme
el atrevimiento y que irrumpa de esta forma en su acalorada disputa, pero, ¿si
puedo hacer algo por apaciguar sus ánimos?..
-
Las
tres personas miraron a la bella princesa y una de ellas dijo:
-
¿Apaciguar?...
-
Es
por vos por quien tan acaloradamente discutimos y debatimos y aún tenéis la
osadía de ofrecernos calma y sosiego...
-
¿Acaso
no nos habéis humillado lo suficiente?...
-
y
acto seguido las tres personas parecieron desaparecer por el camino.
La bella princesa nuevamente no podía salir
de su asombro. No dijo nada. Miró al ave y esta alzando de nuevo el vuelo le dijo:
- ¡Bien!...continuemos pues
nuestro camino, ya falta poco...
Tras otro largo caminar se encontraron con un
anciano que parecía asustado y permanecía inmóvil, sentado a un lado del
camino. El ave se posó en la rama de un árbol y la bella princesa se acercó
hasta el anciano.
Antes de preguntar, se quedó pensativa unos
momentos y después, mirándole a los ojos le dijo:
-
¡Decidme
señor!...¿Acaso vuestros temores son a consecuencia de mi persona?...¿soy yo
quien os los crea?...
-
¡Así
es, señora mía!...
-
¡Vos
sois quien me habéis tratado durante años y hoy me alejáis de vuestra vera!...
-
¿Qué
será de mi a partir de ahora?...
La bella princesa acercó su mano al rostro
del anciano y acariciando su mejilla le dijo:
- Mil gracias os doy por haberme
enseñado, por haberme tenido presa durante años, aferrada a las sombras de mis
dudas y de mis lamentos. Con Vos he conocido el lado oscuro de mis creencias,
las sombras de mis días grises, negados de luz.
Pero ahora, ha llegado mi momento. Os perdono
por todo aquello que creáis pudo haberme herido interiormente y os libero de
toda culpa. Id pues al encuentro de vuestros parientes leales, los cuales hallé
en el camino, previo a nuestro encuentro.
El anciano se levantó, cogió las manos de la
bella princesa y mirándola fijamente le dijo:
-
Gracias
por vuestro perdón señora mía.
-
Y
acto después pareció desaparecer en el camino.
El ave alzó el vuelo miró a la bella princesa
y dijo:
-
Aquí
es donde nos separamos.
-
Continuad
pues vuestro camino y hallaréis el lugar deseado.
La bella princesa miró al ave y vio como esta
desaparecía surcando los cielos.
Comenzó a andar y de pronto se encontró en el
camino con un joven y bello rey que sonriente la miró y dijo:
-
¡Sed
bienvenida al país de la Felicidad Eterna bella princesa!...
-
¡Venid
con migo, os lo mostraré!...
-
¡Esperad!...
-
¿Quién
sois?...
-
¿Cómo
he de llamaros?...
-
y
decidme,
-
¿Sabéis
vos quienes eran las personas que halle en mi camino hasta este lugar?...
El joven rey la miró a los ojos y dulcemente
la dijo:
-
¡Soy
el rey del país de la Felicidad Eterna!...
-
y
mi nombre es
-
¡Amor
incondicional!...
En vuestro camino os habéis encontrado con
una anciana mujer a la que habéis intentado calmar su llanto, os habéis
encontrado con tres personas a las que habéis intentado transmitir paz y
sosiego y finalmente, habéis perdonado a un anciano arrepentido y lo habéis
calmado y liberado de sus ataduras, sólo porque así lo sentíais en vuestro
interior mas puro y sincero.
Debéis saber bella princesa que esas personas
a quien os habéis dirigido con vuestra bondad interior son ni más ni menos que
-
(la
anciana) vuestra tristeza,
-
(las
tres personas que discutían) vuestra ira, culpa y rabia y finalmente
-
(el
anciano) era vuestro miedo.
Ahora el Universo os concede la maravillosa oportunidad
de ser reina del país de la Felicidad Eterna.
El sol brillará cada mañana para vos y la
luna os arropará cada noche con su manto y os hará disfrutar de placenteros y
dulces sueños, como siempre habíais deseado.
La bella princesa, en aquel preciso instante
y tras escuchar las palabras del joven rey, sintió en su interior como su alma
se iluminaba llena de paz y bondad, de ternura y amor y como su corazón latía
tan fuerte como nunca, hasta ese momento había latido jamás y sintió de una
forma especial, que se había enamorado profundamente de aquel bello joven.
Comprendió que su vida por fin había
encontrado el rumbo deseado.
La bella princesa y el joven rey se casaron,
fueron eternamente felices y reinaron en el país de la Felicidad Eterna por siempre
jamás.
Soy Luna. He elegido leer este cuento al azar entre todos los que publicas y me ha parecido maravilloso. Es bonito, profundo y está lleno de sabiduría pero lo que más me ha sorprendido es que me he sentido plenamente identificada con la protagonista del relato. Sin duda, leeré todos tus escritos.
ResponderEliminarMuchas gracias Luna. Me alegro de que te hayas sentido identificada con el cuento y que te haya gustado. A veces sin saberlo escribimos algo que sale del corazón y un día descubrimos que forma parte de la vida de alguien. Eso es la magia del interior. Un beso enorme.
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