Cada mañana, Felix acudía a su
trabajo en tren. Sentado en uno de los asientos del vagón, observaba a las
personas que le rodeaban, casi siempre, las mismas caras diarias. Le gustaba imaginar,
como sería la vida de cada uno de aquellos extraños compañeros de viaje
matutino. Pensaba, si alguno de ellos sería feliz, como quizá lo era él, si
tendrían momentos del día para dar gracias, como a veces hacía él, por todo
cuanto tenía.
Le gustaba hacer aquel ejercicio de distracción o de imaginación, pues le aportaba momentos de relajación personal, que sólo él entendía. A pesar de todos los avatares que había pasado en su vida, Felix, se sentía bastante dichoso y afortunado, aunque en ocasiones, el recuerdo de su infancia le apenaba y hacía entristecer su corazón. Su niñez fue difícil y dolorosa y eso, a veces, le hacía sentir débil emocionalmente, pues, con respecto a sus padres, hacía ya varios años, que no mantenía contacto con ellos.
Le gustaba hacer aquel ejercicio de distracción o de imaginación, pues le aportaba momentos de relajación personal, que sólo él entendía. A pesar de todos los avatares que había pasado en su vida, Felix, se sentía bastante dichoso y afortunado, aunque en ocasiones, el recuerdo de su infancia le apenaba y hacía entristecer su corazón. Su niñez fue difícil y dolorosa y eso, a veces, le hacía sentir débil emocionalmente, pues, con respecto a sus padres, hacía ya varios años, que no mantenía contacto con ellos.
Un día, mientras observaba a
quienes lo rodeaban en el vagón, posó su mirada en la triste, pero a su vez
angelical, cara de un niño que compartía asiento junto a una señora mayor.
Felix, hacia muecas con su cara, tratando de que aquel niño le sonriera, pero
no tuvo éxito en su propósito. El niño parecía que, a cada gesto de Felix tratando
de hacerle sonreír, entristeciera más y más, su joven carita, dando aspecto
quizá, de rostro adulto marcado por las dificultades o las preocupaciones.
De pronto, unas lágrimas brotaron
de sus ojos y resbalaron por sus mejillas. Felix se quedó pensativo por un
instante…
_¡¡Pobre!!_
_¿Que puede haber tan malo en la
vida de un niño que no le permita sonreír?...se preguntó._
Se acercó hasta el sitio donde
estaba aquel niño sentado y sujetando cariñosamente su carita con gesto de
bondad, le preguntó:
_¿Dime cielo, porqué
lloras?...¿Estás triste por algo que te haya pasado?_
....Pero el niño, agachando la
cabeza, no dijo palabra alguna.
_Vamos, anímate, cuéntamelo…te
sentirás mucho mejor si lo compartes conmigo…_
El niño levantó su mirada y con
los ojos humedecidos por las lágrimas, miró a Felix y le dijo…
_¡¡No encuentro a mi papá!!..._
_¡¡Me he perdido y no sé volver a
casa!!..._
_¿Puede usted ayudarme, por
favor, señor!!_
_¿Cómo…viajas tú sólo?...¿No
estás con esta señora?..._
_¡¡Ohhh!!..._
_¡¡No, no…al subir al vagón, el
niño ya estaba ahí!!...dijo la señora del asiento de al lado…
_¡¡Vaya!!_...exclamo Felix….
_¡¡De modo que viajas solito y no
encuentras a tu papá!!...No te preocupes ¿vale?...yo te ayudaré a buscarle_
El niño esbozó una sonrisa en su
rostro y mientras se atropellaba con las palabras, logró decir…
_¿De..de verdad,
señor?...¿Me…me…me va usted a ayudar a encontrar a mi papá?...
_Pues claro muchacho, ya verás
como le encontramos enseguida_...dijo Felix, tratando de que el niño se
tranquilizara.
En la primera estación, en la que
se detuvo el tren, ambos se bajaron. Felix sentó al niño en uno de los asientos
del andén y le preguntó:
_Dime, ¿cómo te llamas?_
_Felix_...dijo el niño…
_...Jajaja…¡¡Nos llamamos
igual!!..._
_¡¡Que casualidad!!_....y el niño
también rió.
_¿Cuantos años tienes?_
_ Seis, bueno, casi siete
_...contestó el pequeño…
_¡¡Vaya, ya eres casi un
hombre!!..._ y golpeó suavemente el hombro del muchacho, con su mano, en señal
de “colegas”….
Bueno…y tu padre…
_¿Cómo se llama?..._
_Felix _dijo el niño…
_¿Felix?..._
_¡¡Mi padre se llama
igual!...jajaja…_
_¡¡Nos llamamos todos igual!!...¡¡Esto
si que es casualidad!!…¿ehhh?..._
y ambos rieron nuevamente….
Bien, continuó preguntando…
_¿Hace mucho rato que buscas a tu
padre?...._
_No sé…creo que bastante rato
señor_
_¿Cuando subiste al tren?..._
_En la primera estación_
_¡¡Ahh!!...igual que yo…no te vi
subir…bueno, es igual….
Y dime…
_¿Que pasó, lo recuerdas?...¿Cómo
te perdiste?..._
_No lo sé…no me acuerdo_ dijo el
niño…sólo recuerdo que jugaba alegremente con mi papá, que hacíamos muchas
cosas juntos, que me llevaba siempre a todas partes con él y de repente, me
perdí y desde entonces le estoy buscando….
_¡¡Seguro que está muy enfadado
conmigo por haberme perdido!!..._
y las lágrimas volvieron a deslizarse
por sus mejillas…
_¡¡Vamos, vamos!!...no llores…_
Seguramente te esté buscando y
esté muy preocupado, pero nunca enfadado…
_¡¡ya lo verás!!....¡¡Tú no has
hecho nada malo!!..._
_¡¡Sí, si que he hecho algo
malo!!...se apresuró a decir el niño…_
_¿Pero el qué?..._ preguntó Felix
sorprendido….
El chiquillo, tomó las manos de
Felix con sus pequeñas manos, le miró a los ojos y le dijo….
_Prometí a mi papá que nunca me
apartaría de su lado, que siempre sería bueno y obediente y que estaríamos
siempre, siempre, los dos juntos_....
Felix se quedó en silencio, sin
poder decir palabra alguna y mirando tiernamente a aquel angelical rostro
infantil. Su corazón latía de forma rápida, sintió que la emoción le estaba
embargando por dentro y el instantáneo y repentino cariño que estaba sintiendo
por aquel pequeño Ser, creó en su interior un deseo inmediato, de encontrar al
padre de aquel muchacho, a la mayor brevedad posible…
_¡¡Bien!!_...dijo Felix…
_¡¡Vamos a encontrar a tu
padre!!...¿de acuerdo?...¿confías en mi hombrecito?..._
_Sí, claro que sí…confío en ti y
sé que vas a encontrar a mi padre_
_¡¡Estupendo entonces!!..._
Dime…
_¿Sabes por un casual el teléfono
de tu casa, el de tu padre o de algún familiar o sabes el nombre de la calle donde
vives?....
_¡¡No es necesario!!_ dijo el
pequeño Felix….
_Ya no necesito buscar a mi
padre…_
_¿Cómo?_
_¿Entonces?_
_¿Qué?....¿Qué quieres decir?...._
_¿Has cambiado de idea?...¿Quieres
quedarte aquí sólo?....¡¡No entiendo nada!!…._
El pequeño Felix sonrió por
primera vez desde su encuentro, de manera majestuosa, iluminándosele la cara,
como si un haz de luz casi cegadora, quisiera remarcar aún más su sonrisa en el
rostro. Nuevamente cogió las manos de Felix, y como tratando de ponerse a la
misma altura que se encontraba él, se puso de pié en el asiento del andén, y
mirándole a los ojos le dijo:
_Deseo dejar de buscar, porque ya
he logrado encontrar. Deseo que dejes de ayudarme, porque ya has hecho lo que
deseaba que hicieras. Deseo dejar de sentir pena en mi interior, porque de
tranquilidad y sosiego me has llenado. Agradezco, desde lo más puro de mi
corazón, el haberte hallado en mi camino, el cual, con tu sinceridad y tu
comprensión, has iluminado. ¡¡Gracias, por haberme encontrado!!...Y ahora te
ruego, admíteme de nuevo en tu corazón y en tu alma y llévame de vuelta a tu
vida, y con los tuyos, de donde nunca debiste…haberme apartado_
…De pronto, se oyó una voz que
decía:
< …..¡¡Final de
trayecto!!...>….
El tren se detuvo, las puertas se
abrieron, la gente bajó y Felix se quedó sentado en el mismo asiento en el que
había viajado todo el trayecto hasta su destino. Se quedó inmóvil, pensativo,
dudoso. Sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, de la cabeza a los
pies, en unas décimas de segundo. Comenzó a llorar y a reír al mismo tiempo,
cuando por fin se dio cuenta de que todo había sido un sueño, muy real, pero al
fin y al cabo, un sueño.
Se levantó del asiento, llegó
hasta la puerta del vagón y antes de salir del mismo, levanto la mirada hacia
el cielo, sintió en su rostro la caricia de los madrugadores rayos del sol y
con todo el sentimiento más puro y sincero de su corazón, exclamó:
_¡¡Gracias, gracias Dios mío!!…_
_Pues habiéndole creído perdido
para siempre, me has hecho entender que jamás, mi niño interior se marchó de mi
lado….que jamás lo hará y que siempre estará ahí, esperando a que yo le aporte,
la seguridad, la armonía y la paz, con tanta fuerza espiritual y tanto amor
incondicional…
…como él, desde siempre…
…ha sabido entregarme…_
_...Y así será…._
Hola Walax. Gracias por este entrañable y tierno cuento. Es un claro ejemplo de como la vida posee un sinfín de formas mágicas para reconciliar con nosotros mismos y encontrarle
ResponderEliminarsentido a nuestra existencia. Un gran beso para ti.
Muchas gracias por tu comentario. La vida siempre está dispuesta a mostrarnos la posibilidad de encontrarnos en algún punto del camino, esto es lo mágico. Un enorme abrazo para tu alma.
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