Una vez, caminando hallé un lugar distinto,
un lugar desconocido para mi.
Me llamaron la atención sus vivos colores, la
manera con que todo lo que lo formaba, era un conjunto de bellas expresiones.
Me atrajo de aquel lugar su sencillez y a la
vez me cautivo el aroma de sus formas.
Me sentía bien, me sentía seguro.
Pronto me di cuenta de aquel lugar, no había
aparecido en mi camino al azar, por algún motivo había llegado hasta él.
De pronto, apareció un Ser rodeado de una luz
brillante, casi cegadora. Me miró, alargó su mano, acarició mi rostro y me
besó.
Me sentí desbordado por la sensación que
recorrió todo mi cuerpo y me invadió un estado de Paz y tranquilidad, como
nunca había sentido.
Aquel Ser, que desprendía infinita bondad,
serenidad y armonía, me habló y me dijo:
-
Tú, que has llegado hasta mi, sé
bienvenido.
-
Tú, que has confiado en mi con sólo
sentirme cerca de tu corazón, siente el latir de tu interior y llénalo de amor
incondicional.
-
Tú, que recibes todo cuanto das,
déjame seguirte en tu camino.
-
Tú, que formas parte del todo, hazme
parte de ti.
-
Tú, que animas a los afligidos y das
consuelo a los desesperados, sé pues mi Maestro.
Al oír las últimas palabras,
desperté...estaba soñando.
En mi interior se agolpaban sentimientos con
deseo de fortalecer.
Estaba confuso, necesitaba reflexionar.
¿Qué era pues lo que acababa de suceder?....
¿Era un sueño?...
¿Era realidad?....
Decidí salir y pasear.
De repente hallé un lugar distinto, un lugar
desconocido para mi.
Allí estabas tú.
Rodeada de una luz brillante, casi cegadora.
Eran el poder y la energía de tu interior
quienes te iluminaban.
Quedé maravillado por ti.
Te miré, alargué mi mano, acaricié tu rostro
y besando tu mejilla, te susurré:
-
¡¡Gracias por ser mi maestra en mi
caminar diario!!
-
¡¡Gracias por amarme
incondicionalmente!!
-
¡¡Gracias por enseñarme a vivir!!
Aquel momento vivido junto a ti, junto a tu
corazón y tu alma, es hoy el significado claro y evidente de nuestro amor...
Que tu corazón siempre viva en mi corazón...
Que así sea...
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